Tras una larguísima temporada encerrado en la nubosa burbuja de Lima, salí por fin para ver el sol. Y no pude elegir un lugar más caluroso y natural.
Junto al Ucayali, nombre que recibe el Amazonas en uno de sus tramos peruanos, existe un enorme meandro aislado, llamado Yarinacocha. Lago de Yarina.
Aquí, Pablo (inseparable compañero de hazañas) y yo, fuimos invitados por unos entusiastas amigos limeños a convivir y trabajar en una de las comunidades shipibas (pueblo indígena de esta región de la selva) llamada San Francisco.
Charlando junto a Yarinacocha
Pusimos nuestro granito de arena en la enorme empresa que es la reforestación de la selva amazónica y aprendimos del buen hacer de una cultura que está aquí desde el principio de los tiempos.
Muy recomendable la experiancia de vivir a 30º con humedad del 80%, sin agua corriente, entre gallinas y perros y comido por los mosquitos en cada atardecer, muy recomendable siempre que eso ocurra en San Francisco de Yarinacocha.
El pabellón de reunión y comida de la familia
La arquitectura vernácula es de las mejores que yo he visto. Bonita, eficiente y fácil de construir.
viernes, 21 de agosto de 2009
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q envidia... q especie de pez era eso???
ResponderEliminares el pez de Big Fish!!!!!!!jajajaja
ResponderEliminarIñaki espero que todo bien por allí y que todavía no te hayas dejado comer por ningún animal...o por ninguna animala...jejeje
yo de vuelta de Galicia, a ver si te escribo un mail que llevo todo agosto de aquí pá llí.
besarkada bero bat,
Jon
Hijoputa con suerte :) Qué chulada.
ResponderEliminarUn abrazo enorme y no dejes de escribir!