Sin duda, lo más soprendente de Lima para un viajero europeo, a parte de los edificios, es el transporte. Y sus degenaraciones.
Lima es un caso especial dentro de Sudamérica en mala calidad de transporte público.
En una ciudad de dos mil kilómetros cuadrados y ocho millones de habitantes, éste se fundamenta, exclusivamente, en pequeñas y viejas furgonetas de gestión y propiedad privada con trayectos y precios variables e imposibles de adivinar.
Quizá la explicación os parezca muy trágica. Pero la realidad para un foráneo es bien divertida.
Estas combis o micros cruzan la ciudad por los caminos más insospechados sin cumplir una sola norma de circulación y a velocidades de vértigo sin razón aparente. Como si se tratara de una competición automovilística.
Sus protagonistas conductor enloquecido y 'combista', o cobrador, son la fauna más dicharachera de la ciudad. Al llegar a las supuestas paradas, el cobrador abre la puerta en marcha y grita las calles que recorrerá la furgoneta con un tono lastimero propio del perú que, sospecho, proviene de los incas. Arequiiiiipa, Taaaaacna, Wiiiilson!!! Pura cultura.
Otro día taxis, un gran universo.
domingo, 16 de agosto de 2009
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el trasporte en azores tb ha sido de lo q mas me ha sorprendido, mas bien la forma de conducir, los c---- se paraban en cualquier momento sin aviso en medio de la carretera, lo maximo ha sido una moto aparcada en mitad de la carretera de forma transversal, saludos dsd Boston!!!
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